miércoles, 20 de octubre de 2010

¿Será un descubrimiento?

¿SERÁ UN DESCUBRIMIENTO?
(Publicado en Prisma,Revista Interdisciplinaria Estudiantil, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Nº 2, 1991, pp. 13-18
Vinieron a marchitar nuestras flores.
Para que su flor viviese, dañaron y sorbieron la flor de nosotros.
Chilam Balam de Chumayel
1992... una fecha que restalla sobre la espalda americana, como un látigo. Quinientos años de la llegada de los europeos al continente americano (Abya-Yala, la tierra madura, lo llaman los cuna). Y vinieron para quedarse.
A su arribo, los aborígenes piensan que pueden compartir con ellos la inmensidad de estos territorios. Según su pensamiento "la tierra es de nosotros y para ustedes también", "la tierra es todos". "Dios hizo la tierra para todos", dicen hoy. Piensan que los blancos también tienen un derecho y que ellos, los nativos, por ser los primeros pobladores, pueden otorgarlo. No saben que los recién llegados quieren toda la tierra para ellos y que Colón, no más desembarcar, se la ha apropiado ya para el Rey. Los aborígenes conocen así la propiedad privada, el egoísmo. Es un descubrimiento.
Cuando Cortés llega a México es revestido con los adornos del dios. Al arribar a Tenochtitlán, Motecuhzoma le cede su gran casa tribal para que se aloje y comparte con él y con sus hombres la gran cena común. La hospitalidad de los aborígenes se manifiesta en todo su valor. Poco después, Moctezuma va a visitar a sus huéspedes y éstos lo toman prisionero. El jefe de los aztecas conoce así la traición. Es un descubrimiento.
Pizarro es recibido con honores en el territorio de los Incas. El Inca Umanta cuchun lo acoge sin reticencias. Cuando se sabe que desea metales preciosos, éstos le son ofrecidos en profusión. Pero Pizarro lo quiere todo. Captura a Atahualpa y lo somete al tormento, le da muerte en el potro y ordena cortarle la cabeza, mientras ve subir el nivel del oro y la plata en los muros de piedra de sus habitaciones. Los Incas conocen así el ansia de riqueza, la codicia de los españoles. Es un descubrimiento.
Malintzin habla náhuatl y maya. Amante de Cortés, no solamente traduce sino que adopta los valores y objetivos de los españoles. Su papel es fundamental para conseguirlos. Más tarde, Cortés la ofrece a uno de sus lugartenientes y, luego de conquistada la capital azteca, la da en matrimonio a otro de los conquistadores. La Malinche conoce así la conversión de las mujeres en objetos en manos de los hombres de más allá del mar. Es un descubrimiento.
Las tropas de Narváez llegan a la aldea de Caonao, en Cuba. Los pobladores acuden a observar con asombro a los recién llegados y a sus cabalgaduras. De pronto, los españoles quieren comprobar si sus espadas están bien afiladas y comienzan a destripar, a acuchillar y a asesinar a hombres, mujeres, ancianos y niños que, sentados plácidamente, los observan. "Iba el arroyo de la sangre como si hobieran muerto muchas vacas", dice el cronista. Los habitantes de la isla conocen así la civilización de la matanza. Es un descubrimiento.
Pedro de Valdivia penetra en tierras de Chile y avanza con sus gentes. En presencia de un oficial del rey, lee el requerimiento (en castellano, por supuesto), exigiendo a los araucanos someterse al Rey de España y a la obediencia de la Iglesia católica. Ellos no se doblegan. Doscientos aborígenes ven, y sienten, cortar sus manos y narices en castigo por su rebeldía. Los hijos de Araucaria conocen la doblez de la legalidad al servicio de los poderosos. Es un descubrimiento.
Refiriéndose a los pobladores de la Española, Fernández de Oviedo profetiza que "Dios los ha de acabar muy presto", pues no quieren aceptar la sumisión al dios verdadero. Y, poco tiempo después, proclama triunfal el cumplimiento de la profecía: "Ya se desterró Satanás de esta isla; ya cesó todo con cesar y acabarse la vida a los más de los indios". Los nativos conocen así la religión de odio de un dios que quiere ser el único. Es un descubrimiento.
Los séneca se alían con los ingleses. Poco después, un jefe indio quiere cambiar las pieles de animales salvajes recolectadas por su tribu. Sir William Johnson, cabeza de la diplomacia británica, le recomienda un comerciante de Schenectady. Este, como es costumbre, dobla los precios de sus artículos y a las pieles que llevan los indios les fija un precio inferior a la mitad de lo que valen. Con el envío de un cinturón de wampum y dibujos en el mango de un tomahawak, los séneca anuncian su venganza. Pocos días después atacan un asentamiento inglés, convirtiéndose en adelante en sus más violentos enemigos. Los séneca conocen así la explotación ejercida por los comerciantes europeos. Es un descubrimiento.
Cerca de 1540, Hernando de Soto llega con 200 jinetes al río Savannah, en lo que hoy es Georgia. En la otra orilla, una mujer va cargada en andas por los nativos. Ella invita a los españoles a cruzar el río y les hace varios regalos. Se quita del cuello un collar de tres hilos de perlas y lo entrega a De Soto. Este la toma prisionera, obliga a los hombres que la acompañan a llevarlo a su campamento y lo saquea. Desparraman los huesos de los muertos para apoderarse de las ofrendas de sus tumbas. Violan a varias mujeres y se marchan. Desde entonces, los lakota llaman Wasi’chu a los blancos. Es decir, "los hombres codiciosos que se llevan la mejor tajada". Los siux conocen así la explotación y el saqueo de los blancos, la sed de acumulación de riqueza material como valor por encima de la vida de la gente. Es un descubrimiento.
Los cheyene también los ven llegar. Se apoderan de sus tierras, los rodean de fuertes, exterminan a los animales de cacería, saquean sus recursos, asfixian las posibilidades de la vida india. Por eso, los llaman Vehos. Es decir, arañas, "aquellos que rodean y sofocan a la gente". Los cheyene conocen así a un pueblo que niega toda posibilidad de vida al otro diferente. Es un descubrimiento.
Francisco de Avila Cabrera, nacido en el Cuzco, se da a sí mismo el título de "extirpador de idolatrías". Organiza un auto de fe en plena plaza mayor de Lima. Allí, mientras predica contra los paganos y sus cultos, ordena desnudar a Hernando Paucar y que, luego de raparle el cabello, le apliquen doscientos azotes. Luego, quema los ídolos, las momias de los jefes y chamanes, conservadas por más de 800 años, los ornamentos todos. Los indios del Perú conocen así la intolerancia religiosa. Es un descubrimiento.
Los nativos de las Bahamas son vendidos a cuatro pesos la pieza. Quienes resisten, son colgados y quemados. Algunos escapan y son cazados con jaurías de perros furiosos. Se les lleva a las minas atados unos a otros por el cuello y a golpes. Son obligados a trabajar desnudos entre el agua. En el siglo XVI, las Indias Occidentales están ya despobladas. A su llegada a Honda, los españoles encuentran no menos de 30.000 habitantes. Un siglo después sólo quedan 1.500. El resto está perdido entre los socavones de las minas. Una mañana, 900 indios aparecen ahorcados por no poder resistir la dureza de los trabajos. Los primeros pobladores de América conocen así la esclavitud. Es un descubrimiento.
En América del Norte, los indios celebran solemnes tratados con los conquistadores, europeos primero, yanquis después. Cuando se descubre oro en el territorio de los cherokee, la ley decreta que es delito que exploten su propio oro. Y prohibe que su gobierno se reúna como no sea para discutir la entrega de sus tierras y la aceptación de su traslado en masa a un Territorio Indio. A los blancos que los apoyan se les niega la entrada a la reservación. Finalmente, a mediados de un duro invierno, unos 14.000 hombres, mujeres y niños son obligados a emprender el viaje a pie hacia lejanas tierras. Por el camino, las dos terceras partes mueren de cansancio, hambre y frío, abriendo el llamado "Sendero de las Lágrimas"; caminándolo, en los años siguientes, decenas de miles de otros indios correrán su misma suerte. Los cherokee conocen así lo que es el genocidio. Es un descubrimiento.
29 de febrero de 1504. Colón está varado desde hace ocho meses frente a las costas de Jamaica. Los isleños se cansan y no le suministran más comida. El almirante conoce la inminencia de un eclipse lunar y amenaza a los aborígenes con robarse la luna si no continúan alimentándolo. Al caer la noche, la luna comienza a cubrirse de sangre, mientras va desapareciendo poco a poco. Los indios, aterrados, corren a llevar a Colón las comidas que solicita, a condición de que restituya el astro en el firmamento. Por eso, los guambianos de hoy, cuando recuerdan esta historia, dicen que Colón era un mago. Los pobladores de Jamaica conocen así el uso del saber como fuente de poder y de dominio. Es un descubrimiento.

Mientras existamos nosotros sobre la tierra, todo seguirá igual.
Si desaparecemos, todo lo demás morirá.
Creen que no valemos nada, pero nosotros no somos tontos "Indígena Yaruro"